El primer ministro, Biniamín Netanyahu, condenó duramente al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, por su discurso pronunciado ante la conferencia de Doha, Qatar, en la que el líder palestino afirmó que Israel "está tratando de borrar la naturaleza árabe, islámica y cristiana de Jerusalén".
Netanyahu señaló que el discurso de Abás fue una "grave incitación". "Se trata de un grave discurso de incitación de quien supuestamente dice que aspira a la paz", denunció en un comunicado difundido por la Oficina del Primer Ministro. "Ha llegado el momento que la dirigencia palestina deje de negar el pasado y distorsionar la realidad. Desde hace miles de años Jerusalén es la capital eterna del pueblo judío. Bajo la soberanía israelí, Jerusalén continuará estando abierta a los creyentes de todas las religiones. Existe aquí libertad de culto para todos e Israel continuará protegiendo devotamente los lugares sagrados de todas las religiones".
"Abás sabe perfectamente que sus difamaciones no tienen fundamente, incluyendo sus infundadas afirmaciones con respecto a la mezquita de Al Aqsa. Israel espera de quien aparentemente dice aspirar la
paz prepare a su pueblo para la coexistencia y no propague mentiras e incitación [porque] así no se hace la paz", subrayó.
Durante su alocución, Abás comparó al gobierno de Jerusalén con la ocupación de los romanos y los cruzados. Abás transmitió dudas acerca de la existencia del Templo Judío de Jerusalén y acusó a Israel de tratar de dañar la mezquita de Al Aqsa. Además llamó a todos los musulmanes del mundo a acudir a Jerusalén.
Abás afirmó que Israel está empleando varios métodos para llevar adelante una limpieza étnica de los residentes árabes de Jerusalén oriental.
"El objetivo [de Israel] es judaizar a Jerusalén y posicionarla como la capital del estado ocupante", declaró el presidente palestino.
La conferencia de Jerusalén fue patrocinada por la Liga Árabe, con la participación de 350 personalidades para recabar apoyo político y económico para contrarrestar la "judaización" de la ciudad.
Abás manifestó en su disertación que "Israel acelera lo que considera como su último combate para tener a Jerusalén como su capital" y prosigue con la destrucción de edificios y erige asentamientos.
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